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Entendiendo como castañero a aquella persona dedicada a la venta de castañas, el oficio se remonta varios años atrás, desde que el hombre comienza a cultivar castaños y recolectar su fruto. Cierto es que antiguamente era habitual vender o intercambiar, no solo las castañas, si no cualquier producto que se diera en otros lugares. Con el paso de los años se fueron extendiendo los puntos de venta de castañas por toda España.

Su mayor esplendor, en toda Europa, se dio a finales del siglo XVII y hasta principios del siglo XIX.

 

Antiguamente el oficio era popularmente desarrollado por mujeres, las denominadas “castañeras”. Estas eran mujeres maduras curtidas del frío de los inviernos en el Noroeste de España. Eran personajes entrañables y conocidos en los barrios y lugares en los que se ubicaban. A día de hoy son muchos hombres, por no decir todos, quienes desempeñan este puesto.

 

Con el paso de los años este oficio ha estado en decadencia llegando casi incluso a desaparecer en muchas ciudades. Con el tiempo se ha ido transformando y adaptando hasta el punto de haber surgido empresas dedicadas a la venta y explotación de este  producto y sus derivados.

En nuestros días la actividad de venta ambulante de castañas está regulada por unas normativas que rigen en cada ciudad, con lo que se puede decir que se ha dado una "profesionalización" de este oficio tan antiguo.

 

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